viernes, 5 de enero de 2018

05/01/2018

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México.
A menudo pienso y me dejo abrumar por las culpas mojigatas porque pierdo mucho tiempo en redes sociales y viendo televisión.
Luego me pregunto si con ello, estoy respondiendo a un trabajo minucioso que un supra sistema de pensamiento me ha imbuido.
Esas vocecillas que te dicen que la tele es una caja idiota y que los “diferentes” de la masa, no la tienen en sus casas.
Hoy estoy recuperando nuevas fuerzas y me he reconectado con mis ganas de investigar y escribir, gracias al adoctrinamiento de muchos y muchos capítulos de “Once upon a time” y sus mil y una noches de otro adoctrinamiento sobre el valor y el reconocimiento de identidad.
Lo pensé mientras escarbaba por enésima vez unos planteamientos teóricos sobre los que me interesa ahondar, observé en términos comparativos, que al igual que Blanca Nieves y la Salvadora, entre muchos otros héroes, dioses y demás banda que indiscriminadamente traen los guionistas a cuento (literalmente) a veces me olvido (como los personajes) de quién soy y cuál es mi camino.
Aunque ese camino me lleva irremediablemente a cuestionarme uno sin salida al que siempre llego con mis preocupaciones metaexistenciales.
¿Cuándo puedo tener una mínima certeza de que estoy ante una potencial versión cuasi final de la que “verdaderamente” soy?
Cotidianamente corroboro que el planteamiento sostenido durante un tiempo como verdad, es derribado por nuevas experiencias y conocimientos que sostienen una nueva versión de mí, por lo tanto, llegamos tarde siempre en nuestra finitud a cualquier aproximación final de autoconocimiento.
Ergo sólo hay caminos de descubrimientos parciales que develan distintas versiones de nosotros en determinados tiempos y espacios.
Así hoy me re-descubrí heroína de mis letras e investigaciones, un camino que partió de horas de exposición ante la caja idiota y sus series basura. Versión que probablemente tenga fecha de caducidad, así que intentaré aprovecharla al máximo, salvo en los lapsus en que una villana metódica más próxima a autoconocerse porque atiende con ferocidad a sus necesidades primarias grite autoritaria y tiranamente desde arriba:

¡Mamáaaaaaaaaa!

martes, 2 de mayo de 2017

Dos de mayo…


Nos acordamos
circunstancialmente del combate en Madrid ¿recuerdas?
Hoy cumples años y estás demasiado lejos para poder abrazarte fuerte, tan fuerte como quisiera, tan fuerte como hace falta…
Hoy también Alea comienza sus pasos en la escuela, lo recordaremos por siempre…
Dos de mayo, levantamiento armado en Madrid en 1808.
Dos de mayo en Valladolid, 1976. Naciste tú y contigo un camino que había de juntarse con el mío cuarenta años más tarde.
Un camino que ahora entrelazamos con el de Alea, nuestra pequeña versión extendida de un camino que deseo no se separe nunca más.
Dos de mayo de 2017 y estamos demasiado lejos como para que puedas verla entrar por la puerta de la guarde por primera vez…
Un océano, diez horas de vuelo, seiscientos euros, y mil responsabilidades nos separan.
Y un océano, diez horas de vuelo, doce mil pesos y mil responsabilidades no logran quitarme el deseo de que seas la única persona con la que me interesa despertar, debatir, suspirar, llorar, abrazar, reír, soñar, viajar, pensar, hablar, correr, andar...

              
Feliz cumpleaños amor mío, que no hay mar que me haga sentirte lejano...

jueves, 25 de agosto de 2016

Te quiero vida mía,te quiero noche y día (...) te quiero con ternura, te quiero con locura, sólo vivo para ti.

Son las 12:32
Dice el reloj de la sala -el que te gusta porque toma la temperatura exterior-, que hace treinta y dos minutos pasó ya el mediodía.
Mañana a esta hora habrá despegado ya el avión de Barajas, rumbo a otra historia de nuestra historia.
Me encanta soñarlo, pensarlo, prepararlo, no sé tampoco sujetarme a lugares, perdóname por eso, por remover tus raíces, tu temperamento sereno…
Será la primera vez que nos separemos por un tiempo largo,
-          ¡No es mucho!
nos repetimos, pero yo te he comenzado a echar de menos desde hace como un mes, cuando la mugre máquina nos mandó la confirmación de vuelo…
De pequeña fueron años de la misma escena…vivíamos en un sitio, lejos de papá porque su trabajo estaba en otro lado…no me pesaba tanto su ausencia como el pensarlo solo, solo de nosotros, que éramos luego solo nosotras y él se quedaba solo, estaba solo.
Perdóname papá,
perdónanos por ser mayoría
porque te tocaba a ti trabajar…
porque separarse de mamá parecía menos malo,
pero yo sabía
yo sé
no es cierto.
Ahora
la misma escena…
Son pasadas las doce, mañana a esta hora habrás vuelto a casa, a comer al Mirador quizá, será la estrategia de los abuelos para paliar la nostalgia, intentarán…
Intentaremos…
Hago ahora maletas en silencio…
Comienzo a contar días para volver a dormir abrazada a tu espalda, a enojarme porque no logro levantarte, a pelear por la cama con Alea que mi pellizca el ombligo y te jala el pelo…
Hago ahora maletas en las que no va tu playera de hojas que tanto quieres y yo detesto, tus 400 cables y tu reloj ese -el que te gusta tanto porque toma la temperatura exterior-, y que dice que son ahora ya las 12:36, menos de las 24 horas que hacen un día, el último de nuestra historia aquí…


lunes, 22 de agosto de 2016

Madrid 1

Cuando llegué por primera vez a Madrid, hace ya cuatro años, me instalé en un piso compartido en Alcalá de Henares.
Han pasado desde entonces infinidad de cosas.
Ahora quiero recordar una del principio que se enlaza con otra del hoy.
Traía como muchos latinoamericanos “la espada desenvainada”, no quería pensar en que estaba arribando a la tierra enemiga.
Todo me parecía que estaba bañado por el oro arrebatado al imperio azteca y todos estos hijos de Cortés no entendían nada de nada.
No me gustaba la comida, me parecía que siempre era la misma en todos los menús.
Me chocaba escuchar el griterío, el dejo de “perdonavidas” con el que andan los españoles por ahí, ajenos a todo lo que es “edpañol, pero no de Edpaña”, así que me la pasaba con los auriculares puestos intentando evadir la idea de que no estaba en México y no lo estaría por un buen tiempo.
Han pasado cuatro años y puedo decir que entendí que el “perdonavidas” es el ancestral gandalla mexicano; que las albóndigas, aunque no tengan chile chipotle si las hace el abuelo Felipe están para chuparse los dedos; que, aunque los bocadillos no tengan más que jamón y queso, es el jamón más rico y el queso curado más apestosamente delicioso; que las cañas son sociales aquí y allá; que tener un océano de por medio no me ha hecho sentir lejos de casa.
Que una familia no tiene nacionalidad.
Madrid, Madrid, Madrid…

Tierra lejana y mía, tan mía como la sangre de la tierra compartida en la más entrañable de las uniones…

viernes, 19 de agosto de 2016

He comenzado a despedirme


 
Quedito
Para que no te dieras cuenta
para que
no me diera cuenta…
He comenzado a despedirme de tus calles, tus aromas, de los cuatro años de mi vida que me di, de los cuatro años de mi vida que nos di…
De la puerta que me abriste
De tu amor
y de tu tierra
De la sangre que me diste
De la carne que te di
He comenzado a despedirme con la panza, con un pequeño hueco de la panza que me avisa, que me alerta, un pequeño chillido inaudible en la nariz, un crujido en el silencio, de tu casa que me diste, de la casa en que parí…
He comenzado poco a poco
poco
de a poquito
a despedirme en silencio
a los oídos de los perros, de la tierra, de la madre,
de la casa en que parí…
He comenzado…
para perpetuarte
acorazarte
rasguñearte los sonidos y las hambres
de la boca que no abro

del ombligo que enterré.

domingo, 31 de julio de 2016

He comenzado a despedirme

Hace ya un tiempo que lo siento...
Que lo sé...
Comienzo a cerrar un ciclo...
No soy buena para eso, no se me da bien, me resisto como cucaracha panza arriba, hasta las últimas consecuencias, hasta que ya no se puede sostener más...lo he hecho con la fiesta, los amores, las ciudades, los amigos, las obras...
No se me da bien pensar en que TENGO que...
Ahora que,  cuando me han echado, cuando la patada brilla en mi trasero, la tristeza me dura un día, espero la noche y el sueño reparador y por la mañana todo puede comenzar de nuevo...
España querida, comienzo a despedirme de ti, no será para siempre, estamos unidas ya con lazos de sangre y amor, a la tierra de mi hija, del amor de mi vida, de la familia que me ha abrazado y cuidado como si estuviera en casa...
Me despido del lapso en que me acogiste por primera vez, me diste amigos y maravillosos recuerdos...

He comenzado a despedirme...

martes, 14 de junio de 2016

Yo quería llegar a Zamora para pensar en Beto.

Yo quería llegar a Zamora para pensar en Beto.
Porque él había nacido en el otro Zamora, el nuestro, el que yo conocía, el de México.
De ahí recuerdo las fresas, había muchas, por todos lados.
La casa de mis tíos, era un departamento bonito, pero casi vacío, mi madre y mi tía no eran tan felices por aquellos días, las premuras por el dinero lo ensombrecían todo, aunque ellas quisieran a toda costa que no nos diéramos cuenta y sonreían siempre que las veíamos.
En aquella casa se encerraron un día Mayari y Paty en el baño y mientras estaban trenzadas en un pleito, sin soltar el cabello la una de la otra, mi madre y mi tía las amenazaban desde fuera con un castigo ejemplar, ellas no oían nada o no querían oír y se mantuvieron así hasta que varios recursos después, un pasador de pelo pudo dejarnos entrar y separarlas.
Después las encerraron de nuevo en otro cuarto, una en cada esquina y hasta que no se hablaran de nuevo, se pidieran disculpas y se abrazaran, no podían abandonar su respectiva esquina
Un día, al volver a casa nos agarró la lluvia a mi tía Mary y a mí, nos empapamos completitas. Yo tenía ganas de hacer pipí y se lo dije.
-Pues hazte.
- ¿Aquí?
-Sí
- ¿Así nada más?
-Pues sí, nadie se va a dar cuenta.
Era verdad, recuerdo que me dije, así que con un poco de pena y sin que inmediatamente respondiera mi vejiga por el frío y la vergüenza me hice pipí en los calzones en medio de la lluvia, recuerdo la sensación agradable y las risas desbordadas de las dos mientras corríamos de vuelta a casa.
Pero de ahí no recuerdo a Beto.
De Beto y Zamora me acuerdo porque él nació ahí, era el bebé nuevo en aquella casa de los tíos.
Él tampoco lo recuerda, pero su acta de nacimiento dice que nació ahí -y eso de alguna manera ha sido importante para él-, así que una vez me habló por teléfono con la voz entrecortada diciéndome que estaba ahí, en la plaza de esa ciudad que no conocía, pero que su acta de nacimiento dice que fue donde comenzó todo, su historia, cuando aún no sabía que iba a ser el Arquitecto Mala Facha, ni que iba a dejar de ser el bebé tranquilo de aquellos días y que de grande le gustarían las canciones rancheras de las rocolas de cantina y aventarse de las cuestas en carretillas de materiales de construcción.
Yo no he vuelto a Zamora, pasé a un lado cuando iba de camino a Guanajuato, la vi de lejos y lo único que pude revivir de aquellos días fueron las fresas, había muchas, por todos lados, como entonces…
Así que me compré una reja e ignoré las recomendaciones del Dar, del Carlos Mario y el Ariel, que me querían meter miedo sobre que las fresas había que lavarlas bien porque podían ser portadoras de todas las infecciones estomacales habidas y por haber…yo los ignoré como tú lo habrías hecho y retando a la suerte comencé a comer una a una las chorro mil fresas que traía la reja, mientras otra vez pensaba en ti…

Así llegué ahora a Zamora, la de acá, la de Castilla y León, en donde no naciste, pero donde igual pensaba en ti.